martes, 14 de mayo de 2013

Tarea (lengua |)

-Redacción.

Una muerte tan simple...

Era un precioso día de verano. El cielo estaba despejado y el sol brillaba más que nunca. Alejandro, un niño de 12 años que no solía salir de casa, decidió subir las escaleras de su casa para ir a su cuarto y jugar a la Wii. Una vez en su cuarto, cogió el mando de la consola y empezó a jugar. Escogió el juego del béisbol y cuando iba a lanzar la pelota con el bate, se golpeó con el mando en la cabeza. Andó para atrás, se tropezó, dió una boltereta en el suelo y finalmente, dio con la cabeza al armario donde tenía todos los libros guardados. Creía que se les iba a caer muchísimos libros en cima, pero tan solo cayeron tres. Justo en ese momento, sus amigos les gritaba desde abajo para juagar al fútbol. Apagó la televisió aliviado, pero a la vez asustado y dolorido, y bajó a pasar el rato. Le tocó de portero. Al final del partido, iba ganando su equipo. Un compañero suyo del equpo contrario se acercó con la pelota en los pies ágilmente, dejando a todos sus amigos atrás. Fué a tirar pretendiendo marcar un gol. Alejandro paró la pelota con el pecho, pero esa zona se le ñuso roja y le costaba respirar. Todos llamaron a cualquier adulto que pase por ahí para que llamase a urgencias. Pocos minutos después, una ambulancia vino velozmente y se lo llevaron. Unas horas después se despertó en una habitación de un hospital. Miró a su alrededor y gritó:
       -¡Estoy bien! ¡Ya no me duele! ¡Vámonos a casa!
De repente, una doctora entró le miró el pecho y dijo:

       -Ya te puedes ir a casa, pero procura no ponerte  más de portero... -Bromeó-  Ponte esta crema después de ducharte ¿Vale?

Cuando ya estaba en su casa, se duchó, cenó y se fue a la cama pensando que tiene muy mala suerte, pero esperaba impacientemente a la mañana siguiente.

Al día siguiente, uno como el anterior, se levantó alegremente de un salto y desayunó rapidísimo porque su padre le iba a enseñar a nadar. Se puso el bañador más "chulo" que tenía  y un collar que tenía una pequeña tabla de surf colgando. Se fue supercontento a la piscina.

Una vez allí, se puso a elegir el número de la taquilla, se vitió puso el bañador y salió para la alberca. Ahí, se encontró con 3 amigos y habló con ellos esperando a que saliera su padre. Otro amigo le llamó al otro lado de la gran piscina, así que todos corrieron hacia él. Corriendo por el borde de la piscina, se le cayó su collar y se resbaló con él. Aterrizó en el agua, pero su padre todavía no había salido a darle clases. Dentro de la pileta, le pasó su corta vida por delante de sus ojos y pensó que tenía que haber respetado las normas del local. De repente, entre pensamiento y pensamiento, se dio cuenta de que ya estaba envuelto entre las frías aguas y se estaba quedando sin oxígeno, además, no sabía nadar ni bucear. Ya era su hora, después de tantos sustos y caídas graves, por fín huvo un accidente verdadera mente serio, que había provocado su muerte. El socorrista no estuvo atento, sus amigos no se dieron cuenta, la gente del al rededor pensaba que sabía nadar, pero su padre, al salir del vestuario y encontrarse un niño rubio con un bañador negro y rojo, que resultaba ser su hijo, vuelto de espaldas flotando en el agua. Se asustó y se puso a llorar. Hizo todo lo que pudo para que respirara, pero su corazón no volvió a latir. Sus padres tienen la habitación de aquel chico limpia y con toda su ropa y sus cosas ordenadas como si Alejandro todavía viviera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario