Un invento desaparecido
Mayordomo:-Mi señor, tiene visita...
J:-¡Ahora no! ¡¿No ves que estoy ocupado?! (suspira) Hazles pasar y entretenlos. Sirveles algo, será mejor...
M:-Entendido.
(Un rato más tarde...)
J:-Si, ¡Si!, ¡¡SIIII!!
M:-¿Pasa algo, mi señor?
J:-¡Lo logré! ¡Por fiiin! Después de tantos años...
J:-Dile que estaré abajo en seguida...
(Baja las escaleras con su experimento metido en un saco)
J:-Buenos días, Alan. ¿Qué te trae por aquí?
Alan:-Buenos días, Jack. Pues venía a ver si usted a creado otro experimento u otra cosa que funcione, ya que la útima vez que llevé una de tus creaciones al mercado se volvió loco tu experimento...
J:-En este saco hay algo muy interesante que funcionará si o si, ya verá.
(Saca una bola de metal)
J:-Tecno, enciendete.
(A la bola de metal le sale un gran ojo naranja con varios brazos, cada uno con diversas funciones.)
J:-No pasa nada, no es malo, es un mayordomo.
Tecno:-A_su_servicio_mi_señor.
J:¿Ves? Tecno, limpia la pantalla del televisor.
T:-¿Limpia_la_pantalla_del_televisor_has_ dicho?
J:-Exacto, tecno.
(Tecno se aleja)
J:-¡No! Seguirás a mi servicio, solo que tecno te ayudará: cuando tú hagas la comida, Tecno seguirá limpiando; cuando tú estes limpiando, el te ayudará o hará cosas en el jardín...
M:-Entendido, mi señor. Me había asustado...
A:-Perdona por interrumpir...pero, Jack, ¿tienes más copias de este invento?
J:-No, pero... ¿cuántas quieres?
J:-Tecno, hazte 100 copias de ti mismo.
T:-¿Hazte_100_copias_de_ti_mismo_has_dicho?
J:- Exacto, Tecno. Pero haztelas dentro del camión que hay fuera.
T:-Entendido_mi_señor.
(Cien bolas de metal en el camión estaban y con un apretón de manos, Alan y Jack se despidieron. Tecno en el mercado fue un exito, aunque más tarde desapareció y en la actualidad lo han intentado imitar: Son planos, limpian por si solos, no hablan ni escuchan, lo enciendes y empieza a limpiar... ¡No son tan avanzados como era tecno!)
Las historias del abuelo...
Abuelo:-Nadia, ¿quieres escuchar una de mis historias?
Nadia:-¡Si!
A:-Esta historia se titula... Caperucita.
A:-¡Imposible! Escucha: Había una vez una niña que vivía en el bosque en una casa en forma de zapato...
N:- ¿De zapato? ¿No era en una casa normal y corriente?
A:-No, a lo que iba: Esa niña se llamaba Sara, pero le llamaban Caperucita porque siempre llebaba una gorra verde...
N:- ¿No era una capucha roja?
A:-No, dejame seguir: Un día, su tía le dijo...
N:- ¿Su tía? ¿No era su madre?
A:-En esta historia no: Le dijo "Llevale a tu abuela esta pizza y estos refrescos que quiere pasar un rato contigo...
N:-Abuelo, es: Llevale esta fruta y estos zumos a tu abuela que esta malita...
A:-A ver si dejas de interrumpir que no me dejas terminar, ¿por donde iba...?
N:-Por que la abuela quiere pasar un rato con Caperucita.
N:-No hay ningun patín en esa historia, todavía no existían.
A:-Si existía porque es una historia del 2013, sigamos: Caperucita dice "Vale tía Lorena" Y así, Caperucita emprendió este viaje. Anda que te anda se encontró con un perro de aspecto agresivo y charlatán...
N:-¿Un perro?¿No era un lobo feróz?
A:-(Suspira) A lo que iba: El perro le dijo a Caperucita "¿Donde vas niñita?" Caperucita le dijo: "A ver a mi abuelita" El perro le preguntó "¿Es que está malita?" Caperucita le contesta "No, solamente quiere verme. Dejame ir por mi camino" El perro le contesta "Pero antes, por favor, cógeme esas flores, que yo te esperaré en casa de la abuelita" "Vale" Le contestó Caperucita. Después de recoger las flores, fué a casa de la abuelita. Una vez allí, abrió la puerta y...¿Qué se encontró?
N:-No se. Pero... ¿No era vete por ese camino que yo voy por ese?
A:-No, dejame terminar que ya falta poco: Se encontró con la abuelita aterrorizada y el perro ladrando. Caperucita gritó y un chico que trabaja en una perrera entró y se lo llevó. La abuelita le regaló a caperucita la nueva consola llamada WiiU y se lo pasaron "chachi".
A:-Eso te pasa por interrumpir tantas veces, lo repetiré otra vez...
A:- Había una vez...
Era una tranquila mañana de invierno, observaba como aparecía el sol por el horizonte del gran olivar y derretía lentamente las finas capas de hielo y de nieve, mientras, escuchaba la radio y sujetaba una taza de leche vacía. La radio puso una de mis canciones favoritas. Me levanté y llevé la taza al fregadero, cuando me di la vuelta, se escucharon dos porrazos en la puerta. Estaba totalmente segura, pero a la vez equivocada, de que era el vecino: pues venía a quejarse de que otra vez de que mi perro había matado alguna de sus gallinas o que mi gato ha dejado una rata o ratón o conejo muerto en su casa.
Abrí la puerta y pegué un brinco, no por su terrorífico aspecto, si no por la gran araña que le colgaba de su media nariz. Era mi abuelo el que me visitaba:
-Se me acabó la batería... Pero mientras que los cargas, ¿Me podrías llevar a algún lado? Quiero ver como han cambiado las cosas, y...
-¡¿Pero donde te voy a llevar con ese aspecto?!
-Te cambiarás de ropa. Ponte estos vaqueros, este abrigo, estos guantes y este gorro. Te maquillaré un poco, pero no mucho, solamente que al menos se vea que es carne...
-¡Genial!
Un poco más tarde llegamos a la ciudad. No sabía que enseñarle primero. Le llevé al nuevo edificio. Ese
edificio enseñaba las maquetas de todo lo que ha cambiado la ciudad. Eso le gustó mucho a mi abuelo. Pasamos mucho tiempo allí.
edificio enseñaba las maquetas de todo lo que ha cambiado la ciudad. Eso le gustó mucho a mi abuelo. Pasamos mucho tiempo allí.
Cuando volvimos le di los mp3s y le enterré.
Comí una sopa de fideos calentita pensando en que nunca lo había visto así de feliz.
El susto
Tan solo tenía 5 años cuando decidí darme un paseo sola.
Vivo al pie de la Cañada Real, Cádiz, Andalucía. En una gran parcela. Reconozco que tengo una piscina grande, muchos animales, y una casa también grande.
Ese día, en el que me fui de casa, tenía la puerta abierta, mi padre estaba ablando con el vecino y mi madre limpiando.
Quería ir de paseo, pero "papá" no quería. Al ver la puerta abierta y no tener vigilancia, salí corriendo hacia la Cañada.
Pensé que al atardecer no daba tanto miedo, pero me equivoqué: Cada paso que daba, más sola me encontraba. Cada sombra, era unos brazos que me querían coger. Cada ruido que escuchaba, más miedo me daba.
Quise volver, pero me perdí, no sabía donde estaba.
A esas horas salían ratas y serpientes, el hombre que paseaba con un bate, los perros que abandonaban...
Empezaba a oscurecer, miraba a los dos lados constantemente para comprobar que no hay ningún monstruo. Pero al final del camino, antes de la curva, una figura de un hombre encorvado se dirigía hacia mi. Empecé a llorar y a correr. Cada lágrima que caía al suelo, más lloraba.
Escuché adelante una moto que se acercaba cada vez más a mi y me provocaba a correr más.
Cuando me encontré con esa moto, resultaba mi vecino buscándome. Me subí y me llevó para casa.
Cuando llegué, estaba la policía y mis padres llorando. Los abracé.
Al día siguiente, pasó como si nada hubiera pasado. Prometí que no lo voy a volver hacer.
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