lunes, 10 de diciembre de 2012

EL CANGREJO ESCRITOR (1)

 
LA LEYENDA DE KEISER 


Keiser era un emperador de Málaga que nadie ha conocido, pues este emperador tenía un gran tesoro muy valioso y todos intentaba quitárselo. Un día, le informaron que un ejército estaba dispuesto a arrebatarle el tesoro, así que lo escondió en un laberinto con bestias inmortales y varias pruebas para los valientes que se atrevan a entrar. Keiser se metió en una tumba en la que murió en el laberinto con el mapa del laberinto en la mano

Un buen día de verano de 2012, los hermanos Daniela y Javier, estaban aburridos en su casa, así que empezaron a investigar por internet y encontraron a Keiser que escondía un tesoro en Málaga. Ellos se interesaron mucho sobre este emperador, tanto que planearon buscar ese tesoro en Marbella.

Empezaron a buscar en mapa del tesoro, y lo encontraron en internet.
_ ¡Javier!, pincha ahí.
_ Aquí pone que en la calle Los periquitos hay cerca una colina con un túnel natural, como una madriguera, donde hay un laberinto al que nadie se ha atrevido a pasar.
No se Daniela, es que para encontrar un tesoro.... tenemos que cruzar un laberinto...
_ ¡Venga, será divertido! A lo mejor hasta nos hacemos famosos.
_ Bueno, vale.- Refunfuño Javier.
_ Mañana por la tarde saldremos.

Los dos bajaron corriendo la escalera porque su madre les llamó para cenar y se acostaron inquietos con ese pensamiento.

A la tarde del día siguiente, Javier y Daniela llenaron su mochila con agua, bocadillos, una linterna y un saco de dormir. Le dijeron a su madre que iban a dar una vuelta en bici y que se quedarían a dormir en casa de Álvaro.

Tras un largo recorrido llegaron la entrada del túnel, que no les costó encontrar. Avanzaron por él. Un camino complicado por su suelo empedrado y su estrechez. Tardaron un día completo en llegar al laberinto que se encontraba al final de un puente en una isla.

Avanzaron al oscuro y siniestro laberinto. Había muchas pruebas difíciles, pero las superaron.

Cuando llegaron al tesoro, metieron todo lo que pudieron en la mochila para obtener luego una recompensa en el museo de la ciudad. Pero tuvieron que pasar una noche horrible allí: los pequeños animales peludos y repugnantes les rodeaban, los ruidos terroríficos del espíritu de Keiser y sobre todo unos ojos rojos que les miraban sin parar.

Al alba, los dos hermanos consiguieron dar con la salida. Al fin pudieron escapar de ese horrible lugar y pedir ayuda para volver con su madre.

Una vez en la ciudad consiguieron una gran recompensa por las monedas y joyas conseguidas.

Solo queda una sola pregunta que nunca podremos resolver.
¿Le gustó a Keiser que cogieran su tesoro? O ¿se quedó más tranquilo sabiendo que nunca más se tendrá que preocupar por el tesoro?

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