Era una bella tarde con el cielo de color naranja.. Obserbaba a través del visillo y vestida únicamente con un albornóz, una manada de ciervos en un olivar plateado. Cuando un cadáver se elevaba de la tierra y asustó a los ciervos y a mi. Cerré las ventanas y la puerta de madera, pero fue inútil, pues el muerto atravesó la puerta como si nada. Me fijé muy bien en su rostro y exclamé:
-¡Abuelo! ¿Pero qué haces aquí?-Es que ya llevo 10 años ahí enterrado... ¡Me aburro muchísimo ahí solo sin hacer nada.!
-Anda...vete otra vez al agujero. Yo te llevo los tres mp3s tuyos cargados.
-¡Vale! ¡Te espero en el agujero! Oye, una cosa, ¿que haré cuando me me acabe la batería de los tres?
- Pues te vienes otra vez aquí. Pero sin romper la puerta...
-Adiós
-Adiós
Le llevé los tres mp3s y le enterré. A continuación, me fui a la cervecería y conté lo que me había pasado. Todos me dijeron que era una historia inverosímil. Pero bueno, será nuestro secreto, si es que me crees...
No he leído nada tan interesante hecho a partir de varias palabras de un dictado. Felicidades Alba. Muchas gracias.
ResponderEliminarAhhhhhh...¡¡¡Alba, qué miedo ¡¡ jajajaja. la verdad es que es una historia disparatada, pero muy bien contada. Cuando se le acabe la batería: capítulo II
ResponderEliminarJajajajaja. Ya haré en el próximo dictado de palabras: Cuando se le acabe la batería (Capítulo II, ¡Abuelo!) ;)
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